Cuando termino de vestirme
pienso si el karma se está descojonando de mí. Ese pensamiento me llega
porque, cuando acabo de calzarme y mi mente
viene desde los campos elíseos hasta mi casa, a una vereda de la Vega Baja. En
ese preciso instante, me doy cuenta que tengo que irme a trabajar a una tienda de segunda mano, donde el único
momento del día chic y elegante, es pasar por el escaparate de la tienda de mi
amiga Victoria y poco más….el poco más es nada más.
A veces fantaseo pensando que
trabajo en CH y estoy rodeado de las últimas colecciones de preciosas telas y
clientas New rich, deseosas de vestidos donde ponga clarito el nombre de mi
jefa venezolana. Yo sé que sabría defenderme en esa atmósfera, califico el
estilo New rich con su mellizo del vega baja Style, donde el color quisquilla
es referente junto al satén con lentejuela, el pitillo mega ajustado de raso
con textura pitón, un bolso de marca con letra extra grandes y unas maxi gafas
de sol tan grandes que me recuerdan a los Búhos reales de sierra escalona.
Al acabar de arreglarse los admiradores del Vega baja Style su único pensamiento
es el siguiente, variando los estratos sociales, “que parezca que tenga dinero”
o “que se note el dinero que tengo”, vivir en la apariencia o en la reafirmación
de cara al público es cuanto menos agotador.
Otra particularidad es el pelo de diferentes y
marcados tintes en cortes de pelos futuristas.
Las mejores exponentes están trabajando para Juan Roig que te dicen eso de:
“¿quiere mortadela con olivas? al tiempo que llama a Tere para Caja. Las
conozco y a más de una les he vendido en mi tienda un MP3 para salir a andar
con chándal de fricción de los ochenta.
En
la calle donde trabajo hay una fusión de estilos donde la comodidad es lo que
prima. Dejo fuera a las mujeres árabes que se pasan el día sudando e
inexplicablemente me dicen que están cómodas (veis, ¡lo predominante!).
Otras, van con delantales todo el día
puestas, pero la imagen de película de Almodóvar no la coloquéis aquí, ya que
hay manchas en el mandil de las que no se acuerdan ni como se hizo. Fuera del estilo, están todas sus vivencias y es realmente aquí
cuando mi trabajo se hace más divertido y se enfrenta mi faceta de Vendedor con
la de cotilla. Soy experto en indagar,
preguntar y saber las mil historias rocambolescas que pueden ocurrir en mi
trozo de Lavapiés Oriolano.
No
sé el tiempo que estaré en esta variopinta tienda, ni que me deparara el Karma, muy cafre de aquí para atrás, pero es
de sobra conocida mi sonrisa al encontrarme en situaciones adversas, mi ganas
de buscar lugares donde mi creatividad sea útil, donde no me quede helado al
ver un ex mandatario vender su colección de plumas de cuándo firmaba contratos
cuantiosos por falta de liquidez. Deseo escapar y olvidarme del escaparate de cortinas que tengo enfrente
de texturas y colores sin el más gusto
estético y la tienda de Bebe donde los productos que ofertan están “To guapoo”
subrayado.
Ay
Karma, no te olvides de mí ni de mis delirios de grandeza. Sé que sólo
soy un chico que nació al lado de una reguera y que aspira a pasar de la working class, a la class
directamente.
Un saludo.Siempre vuestro
pero nenico pon alguna coma mas, que por poco me ahogo, como aquel día que comí un bizcocho, super reseco, que me secó hasta la bilis. jejeje, pero en definitiva bastante bueno (soy yo el otro...)
ResponderEliminarEste post está "TOOOO GUAPOOOO"
ResponderEliminarcada día te superas más...MOLÓN¡¡¡¡
ResponderEliminarQuitare la foto no sea que sufras represalias . . .
ResponderEliminarme encanta tu blog estansito mío, eres lo más, soy adicto, muchos besicos desde Arbasete
ResponderEliminarEl destino es un cabrón directamente. No busques más explicación
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