Ha pasado el 15 de agosto y este
verano llega a su fin. Estoy deseando que acabe, no lo puedo disimular. No
soporto el verano, el sudor ni los estilismos horteras que pululan a doquier
por las ciudades costeras. El estilo “todo
tiene que estar pegado” se ha apoderado de todo bicho viviente que suelte
plumas, yo por si acaso no salgo de mi casa. Este verano se ha mezclado fiestas
de mensajes con primas de riesgo e intervención económica con bañadores turbo made
in china con etiquetas falsas de Calvin
Klein (solo de pensarlo se me eriza el pelo de las piernas). Creo que los mayas
van a tener razón, este mundo llega a su fin.
Aun quedan algunos días para que
acabe el mes más ordinario de todo el año, pero tengo ya un balance. Este
verano puede tener un titular contundente: El verano surrealista. Desde junio
he visto de todo en todos los ámbitos: Ver a varios chicos de pedanías murcianas
inflarse a anabolizantes y tortillas sin yemas, luciendo camisetas de tirantes antiestéticas
y bermudas más propias de ser shorts femeninos. Que mezcla más desconcertante, afeminadisimos gais que están hipermusculados.
La prima de riesgo rozando los 600 puntos básicos, aquí reproduzco lo que dicen
los diplomados en economía en la prestigiosa academia de la Noria TV, todo son catástrofes
en dicha academia. Una fiesta en la playa de temática gay donde el mal gusto y
la pluma exagerada engulle algún ápice de diversión, aun tengo en mi retina a
un grupo de lesbianas que humillan al gesto de la victoria, dándole un sentido
subjetivo que me causa malestar y vergüenza ajena intensa. Una prostituta árabe
que ha aireado los escarceos sexuales con varios futbolistas y como premio, la
ex gorda, Karl Lagerfel la pone a desfilar en el desfile de lencería. De nada
sirve para este engendro pellejoso tener que ser anoréxica, hay que presumir de
ligerita y bastante fresca también. Gabrielle baja del cielo haute couture y tráete una
maza con pinchos para darle en la cabeza. Estos son algunos hechos, pero estoy
seguro que si nos pusiéramos a escribir saldría el pentateuco 5 veces.
¿Sera esta cadena de sucesos una forma
divertida y frívola de tocar las trompetas de la apocalipsis los jinetes
dichosos?
Saber si estamos a la puerta del
apocalipsis es difícil. Yo vivo el día a día y no pienso en fatales desenlaces,
siempre estará Nicolas Cage(con su mata de pelo de algún hindú) para salvarnos.
Tengo unas ganas tremendas que se vaya el calor sofocante, Agosto, la ropa de
verano y deseando que todo vuelva a mi normalidad. Pero si se va a acabar el
mundo, me dejo el régimen ya mismo.
La verdad que el calor debilita a las neuronas de ahi los estilismos imposibles.un beso
ResponderEliminarYo quiero que se pase agosto y septiembre rápido para que no duela
ResponderEliminarGenial este post. Lo bueno del verano es que siempre se acaba. Yo también estoy deseando que llegue Septiembre.
ResponderEliminarSiempre nos quedará París.