lunes, 6 de agosto de 2012

SALE



Otro año que me quedo sin poder irme de rebajas como Dios manda,  no poder ir a recorrer calles y calles con la billetera llena (esto último nunca)… ¡¡¡Ir de rebajas!!!.

Siempre me hacía una lista con los fondos de armario que debía comprar pero que nunca he seguido. Siempre acababa con unas rarezas como un gorro de lluvia de Armani, un blazer de entretiempo de Kenzo y un trench de Purificación García,  un súper error ya que nunca llueve en Orihuela, el entretiempo lo oímos solo por boca de Albert Albiol (chico guapísimo del tiempo) y gabardina es una prenda que te pones para que seas criticado y vapuleado. Lo mas bonico que me dijeron fue versión pueblerino de Colombo (sé que todos hablabais a mis espaldas). Con dinero en el bolsillo soy muy peligroso y si tengo que sumarle un fracaso amoroso,  entonces me convierto en una bomba atómica para mi pobre cuenta bancaria.

Haciendo repaso de todo mi armario y de las cosas inservibles que tengo, me doy cuenta de que el 75% no me viene, el 10% es más antiguo que el baile de Whigfield allá por 1994 y el restante es lo que me pongo compuesto de ropa prestada, heredada y algo descolorida. Las prendas y objetos que suelo acumular fruto de compras compulsivas, solo los frutos obtenidos bajos los  efectos de un fracaso amoroso o un ingreso extra. Lo confieso, soy adicto a todo lo que me de placer, y el éxtasis que me produce pasar la tarjeta es como estar en el séptimo cielo. Pero tardo poco en bajar. Cuando no pueden pasar la factura del teléfono y te llaman de la oficina bancaria para decirte con total confianza, “la factura del teléfono quién la paga,¿ LÓccitane?”.Ahi es cuando bajo. Todo es perecedero y lo que antes es imprescindible se convierte en fácilmente olvidable Ahora recuerdo el fin de una de mis camisetas favoritas,  una vez que fui a mi armario a por ella  y presencié que mi querida gatita había parido encima, se coló por la noche, sigilosa como es ella. Entonces observé que una camiseta que era de mis preferidas albergaba ahora 5 mininos, me pareció que le quedaba mejor a ellos que a mi, ya empezaba a ensanchar mis abdominales oblicuos.Es lo que tiene tener un armario abierto.


Despues de años shopping y compras carisimas e inservibles, veo que todo tiene un principio y fin. No debería estar tan pendiente de las compras ni de adquisiciones de firma, ni mis fracasos amorosos deberian ser curados con compras compulsivas.Mi visión de mi gata dándole de mamar a los mininos me hizo ver que nada como el contacto personal y las relaciones afectivas para curar todo, por que cuando la vida empieza, todo cambia.

















5 comentarios:

  1. Mi favorito...me ha encantado, además yo últimamente estoy dándole vueltas a la cantidad de ropa que tengo¡¡¡¡

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  2. Te queremos ! ! !

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  3. Que bueno,jejeje un beso hermanitilo

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  4. qué texto tan bonito.. además me siento muy reflejada ya que la gatitat de mi tía acaba de ser mami, no hace ni un mes y voy cada día o cada dos días a verlos, para saber como están, para interactuar con ellos... en fin... que sí, que los compradores compulsivos tenemos ese don de usar cualquier excusa, buena noticia o mala, para darnos un capricho, pero lo que realmente nos enriquece y nos hae felices, a largo plazo, nada tiene que ver con la visa :D

    Eli Vistete que vienen Curvas

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    1. Muchas gracias Eli!, me da ilusión que me leas. Un abrazo y sigue así, tan guapa.

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