martes, 18 de septiembre de 2012

SONREÍR O NO SONREÍR




Hoy es un día en que todo, absolutamente todo me molesta. Me he levantado y me he dado en el pie con la pata de la mesilla, me pongo a desayunar y Miranda se ha comido, en un despiste,  mis tostadas con jamón y cepillándome los dientes he sentido nauseas y he vomitado. Todo se complica cuando abro la tienda y empiezan a venir reclamaciones, clientes de etnias diversas a preguntar estupideces.  Desde pequeño he tenido un potente imán   para atraer personas con una inmensa alegría, esa alegría que roza la paga mensual. Si, señores y señoras, hoy tengo muy mala sombra. Hoy soy capaz de todo.                                                                                                                                                                     

Siempre me he considerado equilibrado a la par que excesivamente elegante, pero mi mayor virtud es el sentido del humor (del que hoy carezco). Dicho sentido del humor me ha salvado de abrazar a la melancolía enfermiza, infinidad de veces. Estoy seguro que con sentido del humor parte de los problemas mentales de la humanidad dejarían de serlo.

Presencio estupefacto las manifestaciones musulmanes por un video tonto, a un candidato a la presidencia USA, decir que los inteligentes no estarán de su parte, a nuestro presidente dar rodeos gramaticales para obviar decir “Rescate”…ETC.

Nos hace falta, tanto como el beber, reírnos de nosotros mismos para que todo fluya de una manera natural. Tengo una amiga que le diagnosticaron una enfermedad degenerativa, enfermedad que no me da la gana pronunciar. No la he visto nunca apocada, siempre tiene una sonrisa y un tacón que ponerse, aunque le den escalofríos las alturas. De vez en cuando (últimamente muy de vez en cuando)  la innombrable le recuerda que está ahí y le da una colleja. La última vez fue hace unos meses, tenía una boda y muchos casos jurídicos. Pues tumbada los solucionó y a  la boda no asistió. He  de decir que hubiera hecho lo mismo, o me ven en un estado perfecto o no me ven ni las cigarras.


Sobrellevar una enfermedad con un trabajo estresante y la mejor de las sonrisas es para dedicarle una plaza en su pueblo natal. 

Mi mas sincero homenaje a ti.







2 comentarios:

  1. Que bonito y un fuerte abrazo de abimo.

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  2. Una vez más el Sr. Antonio me ha dejado con ganas no solo de más, sino de MUCHO MÁS. Además, la historia de hoy me ha venido como anillo al dedo, porque llevo ya días pensando, casualmente, en que verdaderamente debemos reírnos más y de corazón. Si la risa, encima, es de esas que te hacen llorar, mejor que mejor. De nuevo, gracias por una buena historia que me hace olvidar las miserias.

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