martes, 10 de mayo de 2016

ALBERCA HILLS

Hace algún tiempo de mi fatídico golpe, pero  he recobrado mi consciencia y mi buen discernir. Soy consciente que la vida me avisaba de un cambio radical, de esos que raparte la cabeza al cero queda como una nimiez.

Todo  se materializó cuando de repente un amigo me ofreció su apartamento en alquiler. No dejé que mis miedos me invadieran, dije SI alto y claro.  Después tuve mil remordimientos, pero ya no podía echarme atrás. Vivir solo era ya una realidad. Contestar en los chats evidentes a la pregunta de si tenía sitio con una respuesta propia de un señor de cuarenta años que necesita intimidad.

Aunque las mil y una dudas me vinieron de golpe, me apetecía vivir en solitario. Tuve una experiencia pésima compartiendo, algún día relatare. Pero esta vez solo relatare cosas divertidas. Tanto como que no tenía ni idea de hacer nada de nada. Os pongo en antecedentes, servidor es anti amo de casa. Mi forma de cocinar consistía en abrir bolsa y mezcla bolsa. Pasar el plumero y fregar mi único contacto con la limpieza. La plancha era una continua batalla, ya que arrugo más que plancho, y la compra en el súper  solo la hacía si quedada con mi ex y amigos a pasar un fin de rural, que echo mucho de menos. Me ceñía a preparar menús de” Abre bolsa...” Y compraba las susodichas y manidas bolsas y alguna que otra delicatesen. Me pirra la comida excéntrica y los productos con  adjetivos sustantivos.

Mi primera compra fue un tanto peculiar, mi mente que es de rutinas rurales, empezó a  ver esnobismos como algas deshidratadas de la bahía de Sagami (Japón) junto con sal del Himalaya, chucrut de Bavaria y miso fermentado en 4 años junto más productos que no puedo enumerar. Prácticamente mi cesta se compuso de semejantes productos.

Ni acordarme de los limpia W.C., un colador, tomates, lejía o una pastilla de avecrem que es muy recurrida junto a la pasta.  Salí del supermercado con el convencimiento de que hacer las cosas correctas y bien hechas. Dicha sensación se disipo cuando empiezo a ver que me falta todo lo necesario y cotidiano eso si más mundano pero súper útil, nadie limpia la ducha con Quinoa de ecuador por ejemplo.  A veces me viene la cabeza una frase de mi gran madre: ¿De dónde te crees que vienes?

Pasada la primera semana rodeado de alimentos macrobióticas  y un ambientador propio de un club de intercambio de parejas (no fiaros del rasca y huele de las cajas) me doy cuenta que está muy bien el hecho de vivir solo en un precioso apartamento con tarima y una distribución ideal. No paran de suceder cosas, algunas las puedo contar otras no, las que no dan para muchos post.

Una cosa preciosa que me ha ocurrido es que de una forma casi divina, uno de mis mejores amigos se ha mudado a 10 minutos andando de  “mi” casa. Esta señal me ha hecho ver que cuando más necesitas a alguien, la vida te los pone. Tenerte cerca es uno de mis mayores regalos.

Me faltan hojas para describirlo ya que es mucho de todo, pero haré un símil, de esos que a él tanto le gustan. Llevo un día oyendo a Edith Piaf y creo que tengo una descripción ideal que tiene mucho que ver con él.

La música de Edith es total, Francia y su arte no se concibe sin su timbre tan especial. Su dicción puede resultar excesiva pero no se puede separar la genialidad y exceso en sus canciones. La música de la Sra. Piaf es una mezcla de saudade, alegría, final apoteósico, olor a rosas y savoire faire. Pues imaginaos esa descripción hecha persona, que mide 180 con algo y que habla más que un sacamuelas.

Lo más grande de él es la generosidad que tiene en todo, tanto como para ayudarte como para hundirte si quiere, pero siempre te  saca a relucir. Todo generoso.

Guardo muchos de sus consejos en un ventrículo, dicho ventrículo los bombea derecho a mi mente  para que les haga caso.

Una de sus principales virtudes es atesorar anécdotas, experiencias y contarlas con una pasión emocionante. Oírle contar vivencias es muy sorprendente ya que siempre le encuentras un matiz nuevo cada vez que las cuenta. Creo que en honor a él debo contar una.

Hace de esto algún tiempo. Mi querido amigo junto a otro igual de querido regentaban una floristería, de esas que poseen un encanto y trasmiten la sensación de que todo lo puedes resolver con plantas y flores.
 De sobra es conocido todo el abanico de eventos que cubre una floristería, vida y muerte se celebran con flores. Pues una corona majestuosa para una ciudadana ilustre de un pueblo cerca de donde tenían el negocio fue el encargo para un sepelio.

 Para hacernos una idea, la corona costaba 75.000 pts de las de antes. En ella se emplearon rosas de Bulgaria, hortensias holandesas, palmito traído del Getsemaní y demás flora con sustantivos desmesurados. Cuando acompañas de adjetivos pomposos, estos nombres suenan diferentes.

Estuvieron haciéndola todo un día, dos personas.

Llego el momento de entregarla y en dicho tanatorio tienen una costumbre peculiar. Cuando llegan los floristas bajan una persiana gris, colocan la corona o palma y luego cuando ya no están en la cámara suben la persiana. Dicho ritual suele crear una expectación propia del moulin Rouge.

Pues llegan mis queridos y empiezan el ritual, he decir que llegaban cansados de mas, y sobre las 22:00, hora punta en dichos eventos. Bajan la persiana y empiezan a oír un murmullo y la ansiedad por ver lo que iban a colocar crecía. Ellos decidieron alargar un ese momento, no sé si por tener un gesto hijoputesco o porque estaban dando los últimos toques a tan genial creación.

Llega el momento de subir la persiana pero mis amigos, que necesitan el aplauso, se esconden para ver y escuchar las caras de “su público”. El aplauso, para un florista, es tan necesario como pagar el IVA cada tres meses.

Al subir la persiana las bocas de todos los asistentes se abrieron al unísono. La exclamación fue generalizada. La corona era especialmente  maravillosa. Los familiares de la fallecida se miraban unos a otros con desconcierto, sorpresa y felicidad. Con tanto asombro hubo una frase que la nuera dice a la cuñada: ¿Esta corona es la que paga el ocaso?  Las nueras en dichos sepelios tiene el don de contabilizar quien va y quien no, quien hace más teatro y quien no, siempre con un toque de mala de telefilme.

Al oír dicha frase, mi amigo volvió a la realidad, estaba en el olimpo de la perfección floral. Esa cuestión hace que inmediatamente miren la orden escrita. Y las sospechas se materializan, la corona no era para esta mujer. De forma brusca bajan la persiana, no tuvo cabida el estilo Moulin Rouge. Para cuando la suben, la corona ya no está en la sala.

 La expresión, también generalizada, y ese gesto de “Aaaaaaaaahhh”, como de que ya parecía raro que semejante floripondio no encajaba con dicha mujer. Ella fue una mujer humilde, por lo que indagaron después, una señora que se había dedicado toda su vida a cuidar de su familia y vivir en uno de los barrios más humildes.

Ella tuvo, por un escaso momento, la mejor de las coronas a sus pies y todos sabemos que significa eso en el mundo del “village people”. Por unos minutos tuvo el privilegio de estar a junto a ella, rosas del quinto confín, hortensias de más allá de la Junquera y unas delicadas flores que las merecía tanto como la destinataria por derecho.

Todo en esta vida, malo o bueno, es por instantes, algunos duran minutos otros toda la vida. Disfrutar y recrearte es una opción, luego está la actitud de la nuera, que sería la que lo cuestiona todo, en vez de recrearse las dudas hacen que ese momento pase sin saborearse.

Hace más de 10 años que se abrió la persiana, pero blanca, para que la vida te colocara a mi lado, cerca de mí. Creo que no se han equivocado, hemos pasado muchas vivencias juntos. Nos merecemos ser amigos por ahora y mucho tiempo más.

No cuestiono el tiempo que paso a tu lado, simplemente lo disfruto.













7 comentarios:

  1. Eres tremendo!!!...no dejes de publicar....nos alegras el día.

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    1. Me gustaria publicar mas a menudo, pero las musas me visitan cuando les apetece!!....aunque se esta fraguando una entrada!

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  2. Hace falta que personas como tu no caduquen

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    1. Muchisimas gracias por ese cumplido! intento dejarme llevar por los sentimientos...

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  3. Déjate llevar por tus sentimientos, deja que fluyan estás palabras desde tu corazón y que podamos disfrutar de ellas. Álvaro

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