MIRAR ATRAS

Una de las noticias que me han dejado perplejo es la indumentaria poligonera del equipo olímpico español, bueno me dejan perplejo muchas noticias y en estos tiempos convulsos mas, pero este blog lo tengo para comentar cosas que me proporcionan risas y alegría. La indumentaria me propone risas junto al sentimiento de vergüenza. No tenemos suficiente con el brilli brilli y el grito de guerra de “me gusta la gasolianaaaa”  de los 40 principales,  que tenemos que ver a la selección chonizada, ¡qué horror!.

Cuando yo era un adolescente y veinteañero (no hace tanto no os creáis), estaba de moda el guitarreo, el grunge, el estilo Mod y muchos más que eran ideales, o por lo menos a mi me lo parecían. Los Levis desgastados, camisetas con cardingans gruesos, pelo alborotado, es lo que más echo de menos. Ahora el estilo es parecerse a los analfabetos de Hombre y mujeres y viceversa, unas discotecas donde el chillo out (que harto estoy de esa palabra) y el Zen (me enerva esta también) se entremezclan con la odiosa y repetitiva música del DJ David Ghetta. Pero uno que ya ha visto mucho (demasiado) sabe que  esto de ponerse de moda conlleva que  algún día se pondrá demodé (lo que viene siendo el in&out del Vogue). Ansío ese día de la mismo manera que se vuelvan a llevar los pantalones de campana  que me hacían más delgado...

                                                                                                                       

Recuerdo aquellos años con nostalgia, siempre iba muy grunge, hasta que ocurrió un percance: En aquella época era católico, practicante y catequista (ahí es nada). Estaba en la puerta de San Gregorio esperando poder hablar con el párroco que  me dijo que esperara. Entonces me fui a un banco de la glorieta, mi indumentaria, como decía, era muy grunge: Levis desgastados anchos, rebeca de punto grueso, botas de Panama Jack efecto sucio (efecto solo) y un paquete de cigarrillos (en aquella época fumaba, ahora lo detesto). Tan en mi mundo estaba pensando en lo guapo que era el cantante de The lemonheads, como tendría que moverme en la pista cuando se oyera Carnival de  The cardigans y lo mala que era la hija de Rocío Dúrcal en Al salir de clase que no me di cuenta de que un homeless se sentó al momento a mi lado (su olor a vino rancio fue lo que me sacó de mi ensoñamiento). Me pidió un cigarrillo. Se lo di como buen cristiano. Aquello dio pie a una especie de amistad efímera entre los dos y me preguntó cómo me había ido el día y que si había recogido algo para ir al albergue en Elche. No sé qué  me sorprendió más, que no hubiera en Orihuela un albergue, tan católica ella,  o que me hubiese confundido con un Homeless!!!!. Sin duda, ese fue el detonante de mi cambio a estilo PP nuevas generaciones aburrido y aparqué ropa con efectos porque la gente no suele ni distinguir efectos…..ni la ironía.

Pero con todo y con eso, la etapa grunge católica la recuerdo con risas, inocencia y una mata de pelo que siempre quedará en mi memoria.

 Dios tenga en su gloria a esa mata.