El día es gris, la lluvia no
para, no cesan de entrar a la tienda para preguntarme por planchas de vapor con
bluetooth, suena alma mía interpretada por un cubano excepcional. Un brain
storming que me deja consternado mientras la humedad me acecha el lagrimal en esta
mañana. Tengo muchas sensaciones cruzadas.
El día es tremendamente elegante, calado todos los minutos de un gris
marengo que me inocula contra los clientes que provocan a mis colmillos
doblando su longitud. La canción termina por ponerme tremendamente nostálgico.
Esa sensación me hace recordar mis historias pasadas, de
las oportunidades que he concedido y las que me han obsequiado. Oportunidades
que nos proporcionábamos a sabiendas de
un final mal escrito desde muy al principio mientras yaces contando lunares de
la espalda.
Hace unos tres años me compré
un pantalón chino en color crema de Hugo Boss. Estaba como loco por tenerlo,
tenía una suavidad propia de un producto made in Germany, me hacia un culito
prieto y me quedaba genial. Al tomarme la medida no sé por qué me los dejaron
cortos. Odio ese tipo de largura de camal. Me quejé al encargado, el encargado
me expuso la nueva corriente del pantalón
capri para hombre. Convencido del todo no me quedé, este tipo de pantalón
me hace un tapón paticorto, pero como diría Carmen Kass: Fashion is fashion.
Cada vez que me pongo el
pantalón me siento casi fenomenal, el algodón es fantástico, de cintura me queda genial pero el largo hace que
me lo quite y nunca salga de mi habitación. Mira que le he dado oportunidades a
este pantalón, mira que me lo he colocado de mil formas para que no parezca que
no está corto, mira que me gusta pero ese fallo hace que lo deposite en la
última percha de mi armario, inmóvil, riéndose de mí a cada mañana que lo
esquivo por algo de Zara.
No sé por qué lo tengo en el
armario y por qué como en un embrujo barato, sigo probándomelo de vez en
cuando. Lo que sé es que es precioso,
que tiene un tacto ideal y que tiene el olor embriagador de las piezas nuevas
que siempre termina perdiéndose. Pero
de un modo no puedo aún decir un adiós tajante, sería como reconocer mi
torpeza, renunciar a ese Antonio elegante y de culo prieto que me imagino con
él, a lo que pudo haber sido y nunca fue.
A pesar de contar esta
historia y de la atmosfera nostálgica que desprende, Estoy convencido de que tendré
la oportunidad de encontrar otro pantalón maravilloso, donde la marca o firma
sea lo de menos. El largo lo ajustaré yo, no consentiré que nadie me hable del
estilo capri, tendrán el riesgo de un capón.
Desde hace tiempo tengo el lugar perfecto en
el armario para él.
Cuando amanece un día lluvioso en la mountain y pienso ARGGGGGGG.....pienso en tí, en lo que te gustan los días de lluvia y te imagino diciéndome:- petarding es ideal para usar todo tipo de complementos¡¡¡¡
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